La señora Esperanza Oña, vicepresidenta de la Junta de Andalucía, ha creado un lobby antitaurino, en el que participan otros políticos, como Javier Pareja de Ciudadanos, Luz Marina Dorado (¿tendrá algo que ver con el Comandante Dorado?), de adelante Andalucía, y algún que otro descarriado. Está bien que la derecha capitanee un lobby antitaurino transversal, de políticos de todo el arco ideológico unidos por el animalismo. Así nadie de izquierdas dirá esa estupidez de que las corridas de toros son de derechas y nadie de derechas que el animalismo es de izquierdas.
Personalmente, me parece que el animalismo es de tontos. Y no solo me refiero a su postulado central, la equiparación ontológica del animal con la persona humana, lo que me niego a refutar porque sería de tonto, ni los subsiguientes derechos animales porque sería de tonto de remate. Supongo que tampoco me apetece entrar al trapo del maltrato animal, correctivo menos ambicioso del animalista pero más pragmático. Y no me apetece porque el maltrato animal ya está perseguido por la ley, lo que me lleva a concluir que el animal, al menos en España, está debidamente protegido. ¿Qué hay delincuentes que maltratan animales? Por supuesto. Pero también hay delincuentes que que asesinan a humanos, y a la señora Oña no se le ha ocurrido montar un lobby en defensa del ser humano.
Sí podría informar a la señora Oña y a sus colegas de por qué la tauromaquia o la caza no suponen maltrato animal. Pero no lo voy a hacer. Al contrario, voy a exigirles, a ella y a sus correligionarios de “Prodia” (así se llama su asociación antitaurina), que se informen un poco, que lean las investigaciones científicas sobre el dolor del toro durante la lidia y la de los animales sometidos a depredación. Y cuando lo hayan hecho, si quieren hablamos.
Finalmente, una pregunta, ¿por qué no luchan ya, doña Oña y los suyos, por el cierre de todos los mataderos, contra los que yo nada? ¿A que no se atreven?