El Ojo Crítico

EL OJO CRITICO – La Puntilla

Fotografía: Tadeo Alcina

Reflexiones  de un aficionado enfadado

  • Es incuestionable que la depredación entre las especies garantiza la pervivencia de todas ellas. Es evidente que la especie humana, por inteligente y por omnívora, encabeza la cadena alimenticia. Es absurdo que el animalismo quiera subvertir dicho orden. Y es ridículo que las instituciones culturales y políticas acojan su desvarío.
  • Una cosa es gestionar el bienestar animal y otra es humanizar a los animales como si la fauna fuera una película de Walt Disney.
  • El director general de bienestar animal, tras la posible aprobación de su ley sobre los derechos de los animales debería nombrar fiscal animal del Estado al lobo feroz. Y por supuesto, incluir el cuento de Caperucita Roja en el índice de las lecturas prohibidas.
  • En España, el lobo es un animal tan bien protegido que mata muchas crías de otros mamíferos y casi no se las come. Que se lo pregunten a los ganaderos de bravo.
  • De acuerdo, hay que proteger al línce ibérico. Pero la extinción de muchas ganaderías de bravo importa un bledo.
  • Desde siempre, la relación del hombre con los animales es muy plural. No es la misma con el caballo que con el jabalí, con el perro que con el gato, con el cordero que con el tigre, con la abeja que con la avispa. Y al toro se le torea porque embiste.
  • El animalismo es una enfermedad de la subcultura urbana, que vive de la naturaleza y la desconoce.
  • Una interpretación ingenua del progreso tecnológica aspira a superar la parte animal de la naturaleza humana. De ahí el futuro utópico que anuncia: la nutrición sin gastronomía, la procreación sin sexualidad, el soldado sin miedo (dron), la realidad virtual sin el riesgo de lo real, la vida interminable del hombre protésico.  Y por estos lares, la corrida indolora (para el toro, por supuesto).
  • Dicen que somos una sociedad tecnológica, que la sociedad agraria ha muerto. Curioso, sin ella la especie humana no podría subsixtir.
  • El semen anónimo o el vientre de alquiler son dos hechos degradantes. Se mire por donde se mire.
  • A los animalistas les mosquea que el hábitat del toro de lidia sea un paradigma  ecológico, les importa un bledo el intachable ecosistema de la tauromaquia. Y les cabrea no poder argumentar su antitaurinismo.
  • ¿Por qué los políticos antitaurinos parecen tontos?
  • Cuando torean José Tomás o Morante no hay antitaurinos que valgan.
  • Si el animalismo triunfara el mundo se quedaría vacío de animales.
  • Cuando era niño vi en el colegio una pelicula de Tarzán en la que peleaba con un cocodrilo. Escandaloso, ningún chaval se puso de parte del cocodrilo. Recientemente, una encuesta realizada en Asturias preguntaba a los estudiantes qué preferían, la muerte del torero o la del toro. Una abrumadora mayoría prefirió la muerte del torero. Edificante.
  • El animalismo es un desvarío de gente alejada de la naturaleza que vive de la naturaleza.
  • ¿Y si a los veganos les dijéramos que las plantas también sienten?
  • Asombroso, frente a la mastodóntica depredación industrial, lo que molesta a los animalistas es la caza y la tauromaquia.
  • Sinceramente, no sé mucho de San Francisco. Y no sé si además de hablar sobre el hermano lobo dijo algo sobre el hombre esclavo.
  • Toro y hombre son dos enigmas. El toro de lidia es un depredador que no se come a su presa. Y el torero lo torea, pero tampoco se lo come.
  • La indignación ofusca al animalista. Se inventa los móbiles de la embestida y le irrita que al torero le guste torear,
  • Antes, el antropomorfismo humanizaba al animal con inteligencia y con humor. Ahora es de un ternurismo insoportable.
  • El antropomorfismo taurino eleva al toro de su rango animal.
  • El mascotismo no es un buen ejemplo para el animalismo. Saca al animal de su hábitat, deteriora sus instintos y su físico. Consagra la propiedad del hombre sobre el animal, pues lo obliga a una dependencia absoluta. Pero peor ejemplo es el suyo. Si sus ideas se llevaran a la práctica todas las especies productivas desaparecerían de la faz de la tierra.
  • El animalista lleva su ideario a las últimas consecuencias: detesta la domesticación del animal, la primera revolución social de la especie humana. Detesta al Homo desde que se hizo Sapiens.
  • El animalismo está condenado al fracaso, porque su triunfo entrañaría el fin del mundo animal y, tal vez, del género humano.
  • Peter Singer es un filósofo tarado. Y sus masivos seguidores, la legión zombi.

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