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LA EMPRESA – Antes de Sevilla, pequeño y positivo balance empresarial

Antes de Sevilla, pequeño y positivo balance empresarial

Apenas ha comenzado la temporada y las cosas empiezan a estar claras. Ha triunfado lo que tenía que triunfar, lo bueno, los buenos carteles, las buenas ganaderías y los buenos toreros. 

Las dos ferias importantes, Valencia y Castellón, boicoteadas por la lluvia y el frío, se han salvado en cuanto hubo un resquicio de sol. Y porque no fallaron ni los toreros ni los toros. ¿Triunfalismo? La pura verdad.

Y hubo una pequeña feria inaugural del año taurino, la de Valdemorillo, que fue un ferión. Al margen de que lo importante sea lo que pasó en el ruedo, este ciclo demostró que en la actualidad, debido a una buena red de transportes, ya no hay plazas de pueblo (si tienen un aforo suficiente). Valdemorillo es una plaza de Madrid, e Illescas, otra plaza de Madrid. Y como los carteles eran tan buenos como los mejores de San Isidro, se llenaron las dos plazas. Y es que hay empresarios –suelen ser jóvenes- que detectan el cambio de los tiempos y conectan con los deseos del público. José Cutiño inventó Olivenza, Maximino Pérez inventó Illescas y reinventó Cuenca, Victor Zabala y Carlos Zúñiga han hecho lo propio en Valdemorillo, Ignacio Rios acrecienta Arnedo, inventa Calatayud. Y entre los grandes se reinventa con fuerza la casa Matilla. Ojalá que Sevilla y Madrid funcionen.

A los bienintencionados “gaches” televisados, ligas y campeonatos, démosles un compás de espera.       

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