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POLÍTICA DE ANTITAURINOS – El incesante ataque animalista de la izquierda

Plaza de toros de Gijon

El incesante ataque animalista de la izquierda

Dos noticias denuncian el acoso a la Fiesta de la izquierda política española. Una, la revelación de que la Plaza de Gijón amenaza ruina: ¿para qué, para las corridas de toros o para los espectáculos de otro género que en ella la alcaldesa socialista de la ciudad asturiana quiere dar?. Y la otra, la denuncia que el partido Unidas Podemos ha hecho de la subvención prevista por el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz a su próxima feria taurina. 

El PSOE siempre ha mantenido una posición ambigua en torno a la tauromaquia. Su fundador, Pablo Iglesias, era antitaurino, pero no muchos socialistas contemporáneos suyos. Un histórico de dicho partido, Indalecio Prieto, incluso fue crítico de toros y más tarde, en su exilio mexicano, se pronunció como ferviente manoletista. Y el torero de Córdoba le regaló una foto cuya dedicatoria comenzaba “de español a español…”. Enrique Tierno Galván, que terminó en el PSOE, había escrito un breve pero importante ensayo pro taurino, y en el entonces partido de Felipe González había notorios aficionados, como Enrique Múgica y Antonio Asunción, entre otros muchos. Hoy también abundan y los más conocidos son Carmen Calvo, Miguel Cid y Eneko Andueza. Sin embargo, el gobierno de Pedro Sánchez ha mostrado una glacial indiferencia ante la crisis que la pandemia ha infligido a la tauromaquia. Véase su exclusión de las ayudas del Ministerio de Cultura otorgadas a todos los sectores de la industria cultural. El caso de la alcaldesa asturiana es más flagrante, porque su activismo antitaurino no solo se cisca en el derecho de ir a los toros de todos los aficionados de Gijón, sino que se sitúa en flagrante contradicción con la legalidad vigente amparada por las Leyes promulgadas en 2013 y 2015, que protegen tanto la tauromaquia como sus plazas de toros.      

Los/las de Podemos lo tienen más claro. Asumen todos los postulados del animalismo subnormal y actúan en consecuencia. Han conseguido que algunos pequeños municipios que gobiernan, o en los que tienen peso, ya no den toros. En Torrejón de Ardoz, los/las podemitas alegan que ese dinero público, 220.000 euros, se puede y debe invertirse en causas sociales más necesarias. A primera vista, el argumento funciona. Pero es demagógico y falaz. Cualquier ayuntamiento, del color que sea, nunca podría promover, por ejemplo el deporte marginal u otras cosas –el beisbol, sin ir más lejos, o la iluminación navideña-, porque más necesario es construir una nueva escuela o ampliar un consultorio sanitario. En la utópica hipótesis de que las Administraciones Públicas atendieran únicamente a las causas de primera necesidad y que con el resto la sociedad se las arreglara –lo que no es el modelo político de los/las de Podemos-, habría que callar. Pero la acción protectora de las Instituciones tiene, afortunadamente, un marco más amplio, que se amplía hasta el ocio ciudadano. En España, desde antiguo, los ayuntamientos han protegido las fiestas patronales de sus pueblos. Y en ellas, la tauromaquia juega un papel central. ¿Qué a los/las de Podemos esa España no les gusta? ¿Entonces, cuál les gusta?  ¿La de Maduro, la de Putin? ¿O les gusta la de Hitler, líder del primer partido animalista de la historia? No jodan, hombre, no jodan.

José Carlos Arévalo.

Plaza de toros de Torrejon de Ardoz

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