por José Carlos Arévalo
Porque los antitaurinos franceses volverán a la carga. Hace más de un siglo, exactamente en septiembre de 1895, se prohibían en Francia las “corridas a la española”. Los viejos aficionados franceses de hace bastantes años me comentaban el peregrinaje a pie de los alcaldes de muchas ciudades del sur de Francia con Mazzantini, expulsado del país y al que despidieron en el Puente del Bidasoa.
La iniciativa legislativa del diputado Aymerich Caron de “La Francia Insumisa”, o sea un podemita francés, no tuvo lugar. Pero sería estúpido cantar victoria. Una retirada no es una derrota. Incluso, el personaje de marras puede aclarar que se trata de una retirada estratégica. Incluso afirmar que el objeto de su iniciativa se ha cumplido: programar una campaña internacional gratuita contra las corridas de toros. Pero no lo dirá, porque el arco parlamentario entero no toleraría esa explícita tomadura de pelo.
A nosotros, los taurinos y aficionados españoles nos importan un carajo las cuitas de los políticos animalistas después de salir de naja a la hora de la verdad. La amenaza contra la tauromaquia que ha tenido lugar en Francia tiene una lección que debería hacernos reflexionar sobre nosotros:
1. La amenaza de la ultraizquierda francesa contra la tauromaquia ha demostrado que la Francia taurina ha sabido reaccionar y ganar.
2. Ha ganado porque la tauromaquia en Francia es un sector bien organizado de la industria cultural: el trabajo de la Unión de Villas Taurinas de Francia, del Observatorio de las Culturas Taurinas, de la Federación de Asociaciones Taurinas, de los intelectuales aficionados, de los políticos (ojo, de todos los partidos) relacionados con la Fiesta y de todos los profesionales del toreo: ganaderos, toreros, empresarios y periodistas, ha sido magnífico. Todos han dado la cara y no ha habido un solo diputado a la Asamblea que no haya recibido una amplia información sobre la tauromaquia en Francia.
3. El sector taurino francés, que en volumen equivale al de una buena región taurina de España, dispone de una organización muy adecuada al volumen e importancia que la Fiesta ha adquirido en Francia, donde es un sector dinámico y autosuficiente. Nada que ver con el vacío institucional de la tauromaquia en España. Ante una situación comparable a la francesa no tendría un organismo, ni un interlocutor, ni deparatamento de estudios taurinos que pudieran hablar en nombre de la Fiesta.
Por el momento, gran ovación a nuestros vecinos. De nuestras carencias hay todo un invierno para hablar.