Cómo usan las empresas el escalafón de toreros
La programación de ferias se basa en una lógica que sigue siendo la misma que la de antes de la pandemia. Los abonos de mediana extensión –casi todos- y las ferias cortas –muchas- se concentran en las figuras. Normal, necesitan las empresas rematar todas las corridas con carteles estelares para asegurar su rentabilidad y el éxito artístico. Por otra parte San Isidro, la feria más larga del mundo, se puede permitir mayor variedad de contenidos: carteles estelares que venden un abono que congrega a los aficionados junto al gran público adicto a todo tipo de eventos, los espectadores que terminan de llenar la plaza. Luego están los carteles complementarios, cuyo objetivo es impulsar a toreros recién llegados y/o reactivar a diestros veteranos con expectativas de relanzamiento. Ambos suelen componer carteles que solo interesan a los aficionados pero factibles por su menor coste y porque el amplio abono lo garantizan las figuras.
Dicho esto, hay que resaltar que todas las ferias, grandes o chicas, a pesar de los espléndidos carteles que ofrecen las primeras del año, hacen un uso bastante incompleto y nada imaginativo del escalafón de toreros. Si, como es el caso, salvo a cuatro o cinco figuras, el desinformado público actual desconoce a los demás diestros, podrían las empresas haberse decantado por una programación no menos taquillera y más previsora ante el futuro. Salvo la excepción de las corridas estelares, carteles compuestos por dos figuras acompañadas por un buen aunque desconocido espada, animarían la temporada, y contrastarían la ferias, brillantes pero un tanto repetitivas. Además acartelar a los grandes con los nuevos o con veteranos arrinconados y en buena forma nunca perjudicó a la taquilla.
La Fiesta tiene mimbres para mostrar una mejor imagen de futuro. El toro es otro actor determinante de la Fiesta. De su previsible programación, de los veedores de empresa y de toreros, del conservadurismo de los espadas escribiremos muy pronto.