Y Roca Rey
por José C. Aévalo
A lo largo del siglo XX y el primer cuarto del actual, los toreros americanos que han sido primeras figuras en España son los siguientes: Rodolfo Gaona, Armillita chico, Carlos Arruza, César Girón, César Rincón y Andrés Roca Rey. Hubo otros que eran grandes toreros, pero figuras en España, no. Por ejemplo, mis preferidos: Jesús Córdoba, El Callao y Joselito Torres
Gaona fue, posiblemente, tan bueno como Joselito y Belmonte, pero de las dos virtudes que configuran el genio de un torero, las de guerrero y artista, le falló la primera. Creo que el Indio grande alcanzó su cenit en México, durante los años 20. Armillita pudo mandar en el toreo español. Su tarde de Barcelona, cuando superó a Belmonte y a Marcial Lalanda con los toros de Vicente Martínez,advirtió su imparable peligro. Pero cuando en la temporada de 1935 sumó las mismas corridas que Domingo Ortega y todo indicaba que el mando de la Fiesta recaería en el maestro de Saltillo, vino la vergonzosa expulsión de los toreros mexicanos y Fermín Espinosa no pudo hacerse con el cetro. Más difícil lo tuvo Arruza, porque en todo el planeta de los toros mandaba Manolete. Pero su competencia con el Monstruo fue encarnizada. No le ganó en intensidad, aunque su respuesta al toreo fajado, ligado y en corto el cordobés rayó a gran altura. Fue el primer torero que sistemáticamente se cruzó a pitón contrario en cada primer cite de muletazos ligados en redondo. El siguiente matador que ocupó un puesto señero en la primera fila, el venezolano César Girón, era un fenómeno muletero. Sus naturales tenían tal dimensiónque parecían circulares y su toreo ligado en redondo esuno de los más reunidos de la historia. El caraqueño fue el único torero cuya competitividad desazonaba al maestro de Ronda. Al César venezolano le sucedió, años más tarde, el César colombiano. O sea, el maestro Rincón, quizá el torero que mejor entendió al toro muy cargado de romana que se impuso en su tiempo. Su uso de las distancias y su toreo fajado, muy puro, lograba del toro atacado de carnes la movilidad de un utrero vareado. Se las vio, de igual a igual, con los Joselito y Ponce de sus mejores años.
Y por fin, más o menos cien años después de que un torero americano, Rodolfo Gaona, ingresara en la primera fila, llegó a España un chaval peruano, Andrés Roca Rey, predestinado a ser la primera figura del toreo. Ya en sus comienzos conquistó el rango de novillero puntero, el que más de todo su escalafón. Y desde que tomó la alternativa es la primera figura del toreo, el único que llena las plazas en un tiempo de secuestro informativo de la Fiesta, cuando el torero ha pasado a ser, para el resto de la sociedad, un personaje público desconocido. Si R.R. hubiera surgido en los años 60 no podría salir a la calle, tan insoportable sería el peso de su fama. Pero hoy, repito, cuando el silencio mediático se cierne sobre la Fiesta, el maestro peruano llena las plazas de España y empieza a romper las vallas del gueto donde han encerrado a la tauromaquia. Excelente veroniqueador, lidiador portentoso sin que lo venda, muletero deslumbrante y el mejor estoqueador de los últimos años, Roca Rey es el primer torero americanode la historia que manda en España y en el resto del planeta de los toros.
Naturalmente, tan evidente realidad molesta. A los aficionados sevillitas porque no es sevillano, a los perturbados del tendido 7 de Madrid, porque siempre han odiado a los toreros buenos. Y a los aficionados exquisitos porque la contundencia de los maestros siempre les ha desconcertado. Y, sin embargo, todos se retratan en taquilla cuando torea el coloso peruano. Nada nuevo bajo el sol.