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EL TORERO – Toreros de Hoy 

Fotos Roca Rey, Teseo comunicación

El torero, un desconocido en tiempo de grandes toreros

 Muchos espectadores, más de los que imaginamos los aficionados, van a la plaza sin saber quién torea. Nunca, desde que empezó la lidia a pie, el torero había sido un personaje desconocido Un ejemplo: hace un año, en un restaurante próximo a la calle Sierpes. Comensales, Olga Holguín, fotógrafa taurina colombiana afincada en Sevilla, Álvaro Acevedo, crítico de toros y quien suscribe. Les comento este gran problema de la Fiesta.

  • El torero es ahora un personaje público absolutamente desconocido.
  • Exageras, responde Olga.
  • Vamos a hacer una prueba, propone Álvaro, que llama a una camarera próxima a nuestra mesa. 
  • Señorita, ¿sabe usted quién es Roca Rey?
  • No, no lo sé.
  • ¿Y Morante?
  • No, ni idea.
  • ¿Puede usted llamar a aquel camarero?

Se repite el cuestionario.

  • ¿Sabe usted quien es Roca Rey?
  • No… ¿quién es?
  • ¿Y Morante de la Puebla
  • Ah, ese sí. ¿No es un cómico de la tele?

Literal. Sucedió en pleno corazón de Sevilla. ¿Extraño? No, lógico. El toreo ha sido expulsado o, en el mejor de los casos, ninguneado por los medios de comunicación. Un ejemplo: Morante hace una de las más importantes obras de arte en lo que va de siglo con un toro de Juan Pedro Domecq en la Maestranza. Mala suerte, ese día Federer se retira del tenis. A la mañana siguiente, el suizo va a portada en todos los periódicos de España menos, faltaría más, en los sevillanos, donde está Morante. Será que tampoco los camareros leen la prensa. Mala cosa, pues aunque no lean y vean la tele, los toros están fuera de los informativos, salvo por una cogida grave o por una manifestación antitaurina. 

Por supuesto, los aficionados sí saben quién es quién. Pero al no acceder el torero a la popularidad, también dentro de la Fiesta su prestigio se devalúa. No será tan bueno si no lleva a nadie. Y el empresario se convierte en el gran señor del toreo. ¿Por qué reconocer la categoría y la cotización de toreros que no llenan la plaza, hagan lo que hagan en el ruedo?

Y sin embargo, vivimos una década prodigiosa, plena de grandes toreros, de grandes toros (en todos los sentidos), con la singularidad de que existen dentro de un gueto solo habitado por aficionados.

Pues bien, para que estos no se sientan solos, ni se dejen influir por los supuestos buenos aficionados, esos señores que siempre han descalificado el presente para glorificarlo sin pudor veinte años después, y para que la razón se imponga a la mala baba y nos confirme el gran tiempo taurino que vivimos, va esta serie de artículos sobre los mejores toreros de nuestros días. Son bastantes, pese a quien pese. 

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