Antonio Purroy, catedrático de la Universidad Pública de Navarra, ha escrito un libro importante y necesario, titulado “El Movimiento Animalista, la producción animal y la tauromaquia (una trilogía mal avenida)”. Es importante porque el animalismo, un movimiento de origen anglosajón supuestamente regeneracionista, ha situado su controvertida ideología a escala global. Y es necesario porque su ideario, basado en valores de aparente buena conciencia, y de sencilla y franciscana comprensión, esconde un desvarío intelectual de abrumadoras proporciones. Tantas que si la utopía animalista se impusiera provocaría un desorden ecológico apocalíptico. Para empezar, la extinción de todo el ganado de renta (miles de millones de animales en todo el planeta), y para concluir, la destrucción de una parte sustancial de la nutrición humana. Tan inimaginable aspiración se podría calificar como la utopía más necia de la mente humana. Y sin embargo, mucho cuidado, está avalada por doctos profesores, no muchos, la verdad, y asumida como una fe por millones de ingenuas y bienaventuradas almas, demasiadas, por cierto.
Pero este ensayo del intelectual navarro no es apocalíptico ni tenebroso. Escrito con una prosa escueta, la propia de quien conoce el tema a fondo y se puede permitir el lujo de ir al grano, habla claro y refuta de manera sencilla la restrictiva dieta propuesta por el veganismo, dogmático promotor de la depredación vegetal, y por el animalismo, defensor de la igualdad de derechos entre humanos y animales. Pero Antonio Purroy no ironiza ni se ríe de ellos. En su implacable denuncia los trata con notable equidad. Expone las posiciones de animalistas y veganos sin la menor manipulación, sin siquiera adjetivarlas. Pero acto seguido, metódicamente, las destruye sin piedad. De hecho, su tarea no es difícil, basta con leerse los libros de sus más destacados apóstoles (lo reconozco, eso sí tiene mérito), y emplear con ellos, a la manera de Purroy, un método viejo e inobjetable: oponer la razón a la sinrazón, dando a esta sus mejores opciones, exponiendo sus presuntos buenos argumentos, con una rectitud intelectual que no por correcta deja de ser cruel. Supongo que para un vegano, para un animalista y para ciertos ecologistas despistados, la lectura de este libro será un tormento. No hay uno solo de sus mejores argumentos que quede en pie. Sin embargo, para el omnívoro sin complejos, para un amante de los animales no descerebrado, para un aficionado a los toros e incluso para un no aficionado, en suma para un simple humano que se considere perteneciente al hoy desprestigiado linaje del homo sapiens, leer el desmontaje del veganismo y del animalismo perpretado por Purroy es un auténtico placer. El placer de comprobar que lo políticamente incorrecto es lo correcto.
Este libro debería ser un manual de instrucciones para la defensa de la ganadería universal destinado a la corrupción de profesores progres y de otros publicistas en estado de gracia animalista. Por el momento es el mejor argumentario a disposición de los ganaderos y gastrónomos españoles frente al veganismo promovido por interesadas multinacionales alimentarias y contra al antropomorfismo idiota de los urbanitas zombis. El acoso a la condición omnívora del ser humano es un peligro específico y, particularmente, un torpedo en la línea de flotación de la industria cárnica española. No en vano informa el autor que dicha industria, cumplidora de las exigentes normas sobre bienestar animal, es el cuarto sector industrial del país. Algo que por lo visto no importa a nuestro Ministro de Consumo, el mismo que no hace mucho recomendó a los españoles que no comieran carne. “De buenas intenciones, y de notable estupidez, está empedrado el suelo del infierno”.
“ El movimiento animalista, la producción animal y la tauromaquia (una trilogía malavenida)”, de Antonio Purroy. Ediciones Temple. Año 2021. Precio: 18 euros