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VALENCIA – Al final, Pablo Aguado salvó la tarde

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Al final, Pablo Aguado salvó la tarde

Mal tiempo, malos toros y buenos toreros. Y ahora, pocas palabras. Las exactas para decir que los “juampedros” parecían moruchos. Sin raza, sin provocar emoción alguna a pesar de su volumen, pasando a veces, no embistiendo nunca, demostrando que los cinqueños embisten menos que los cuatreños. Morante abrevió con su soporífero primero y se empleó con torería en su segundo, que parecía idiota. Enjaretó buenos muletazos en ambos y se lo agredeció la gente. Juan Ortega dio unas verónicas maravillosas  en el único momento en que le embistió su primer toro. Pero el quinto, desmañado y soso, no le embistió nunca. Por fortuna, la tarde se cerró con una buena faena de muleta de Pablo Aguado al sexto, un toro que pasaba sin raza ni entrega a media altura. Lo muleteó con natural elegancia con la mano derecha, sin atacarle nunca y toreando con trazo firme su indolente embestida. Su brindis al público y su buen toreo, su inspiración con un toro que no inspiraba y su eficaz pero desigual estocada, salvaron la más esperada corrida de Fallas. 

Natural expresivo del de la Puebla
Mano baja de Morante
Media veronica acompasada
Ortega con la diestra
Derechazo acompañado

Oreja para Aguado

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