Aquellos tentaderos en Sanchez-Cobaleda
Había dos maneras para ir de aficionado a la finca de Cobaleda de doña Pilar Majeroni y Jose Manuel Sanchez. Una que te orientaras del tentadero por cualquier vía, solían tentar los sábados, aunque cuando empezaba el mejor tiempo lo hacían cualquier día de la semana. Otra que giraras la cabeza a la que pasabas por la carretera N-620 a la bajada de la cuesta camino a Fuentes de San Esteban y a tu derecha buscaras a lo lejos la plaza de tientas y si vieras movimiento o algún coche, dijeras al conductor que rápidamente parara para plantarte allí. Entrabas por la portera por esas dos columnas características construidas con piedra y cal, las cuales la familia diferenciaba a todas sus fincas repartidas por el campo bravo.
Ir de capa a casa de Cobaleda siempre era una sorpresa, primero tenias que andar por una ladera plagada de vacas viejas que te mosqueaba, recuerdo que había un vacorro que cuando veía a los capas se nos arrancaba y por allí veías a los chavales corriendo como si no hubiera un mañana. Y segundo nunca sabias si el tentadero iba a ser para tirar de recursos con las vacas de santa coloma de Terrubias, para batallar con las vacas de patas blancas de Vega-Villar o para disfrutar con las de Murube de Castillejo de Huebra. Yo siempre iba los miércoles porque ese día siempre se echaba un tentadero de encaste Urquijo-Murube. Cuando llegábamos nos sentábamos todos los capas encima de los corrales al lado izquierdo del palco y por orden de llegada nos íbamos repartiendo los puestos de salida. Los ganaderos eran de la antigua escuela, pero nos daban nuestro sitio y era de agradecer. Con el tiempo y gracias al Mateo tuve mucha amistad con los mayorales de la finca, Angel y Feliciano que eran dos hermanos, unos fenómenos y nos ayudaban mucho, con el tiempo Feliciano falleció en un accidente a caballo haciendo labores en la finca, era un tío muy grande, pero todo lo que tenia de fuerte lo tenia de entrañable.
Como tenían mucho ganado en esa casa, pasamos muchos momentos allí todos los capas y teníamos la oportunidad de ver a todo el toreo y aunque no era un tentadero fácil, ya que las vacas eran duras y correosas, siempre fue una ganadería mítica que a los muchachos que estábamos fuera de casa nos hacia ver un pitón muy a menudo y esas tientas que nos hacían pensar nos ayudaban a prepararnos de cara a la temporada. Unas de las cosas que eran como un ritual allí es que al finalizar el tentadero los ganaderos traían una especie de merienda en la que su plato principal era un farinato “dulce” con un sabor bastante peculiar. Y era tan “peculiar” que a la que nos íbamos de allí como la merienda se hacia en el palco la plaza de tientas no era raro ver como se llenaba de cachitos de farinato el piso de la plaza que los invitados tiraban porque no les camelaba el sabor. Era una situación un tanto cómica.
Con el paso de los años por allá del 2014 desaparecieron las ultimas vacas y machos de patas blancas de Jose Manuel Sanchez, quedando solamente la rama de Arturo Cobaleda, lo de Monteviejo de Victorino y unos embriones y pajuelas en la facultad de veterinaria de Leon. Ojalá que los de Vega-Villar empezaran a embestir como antaño, para así entre sus embestidas y las diferentes pintas de sus toros, dieran mayor diversidad a la fiesta.
La Familia Cobaleda, una gran familia ganadera.
Continuará…
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