El fútbol se salva del coronavirus porque no vive de la taquilla sino de los derechos de imagen. Las corridas sufren porque viven exclusivamente de la taquilla. Con el 50 por ciento de aforo autorizado, incluso con el 75 por ciento, es prácticamente imposible acartelar una misma tarde a grandes toreros y buenos toros. Un problemazo si cuando llegue la próxima temporada estamos en las mismas.
¿Se plantea el sector taurino –todos los que lo componen: toreros, ganaderos, empresarios, instituciones propietarias de las plazas de toros- cómo resolver este callejón sin salida?
La pandemia del coronavirus ha denunciado la ambígua situación del toreo: Indiferencia oficial que deja la tauromaquia a la intemperie; generalizado silencio en los medios de masas (televisiones), como si la tauromaquia no existiese; y notable adhesión del público a la Fiesta cuando los carteles son mínimamente atractivos.
¿Se convocará este invierno, antes de que comience otra inercial temporada taurina, un Foro Nacional de la Tauromaquia, que agrupe a todos sus profesionales para analizar esta inquietante realidad, diagnósticarla y reconducirla?
La desazón está al rojo vivo. Las ideas, bajo cero.