Contacta con nosotros

EntreToros

LOS ARGUMENTOS DE LA FIESTA – La moderna negación de la muerte

1. Los aficionados a los toros sabemos que la presencia activa de la muerte (el toro es su emisor en el ruedo) despierta todas las esencias de la vida, que sin la amenaza  letal de su embestida el arte sublime del toreo sería un ejercicio banal, vacío de sentido. La corrida de toros es una Fiesta iluminada por la razón y el abismo. Su plenitud se nutre de la muerte viva que el toro encarna.

2. Hoy, como los humanos somos muchos, se mata mucho más. Pero a la nueva civilización urbana le estorba la muerte y la oculta. Hoy los entierros han desaparecido de las calles y los humanos morimos a escondidas, fuera de casa. Hoy la muerte no se ve ni en la guerra, pues la hacen los drones sustitutos de los soldados, y sus burócratas conductores matan a miles de kilómetros de distancia en horarios de oficina, sin ver lo que matan. Hoy la muerte está escondida en la trastienda de la vida porque la medicina ha dejado entrever la proximidad de largas vidas dignas de Matusalen. Hoy, la antigua y visible depredación animal, al servicio de una población humana mínima, se ha convertido en la insaciable e invisible máquina letal de los mataderos industriales, al servicio de una población humana inmensa. Hoy, la ciencia no promete la vida eterna en la tierra pero casi, y a la vida le roba la muerte chica, la pequeña muerte de todos los días, la que incentiva la pasión de vivir. En consecuencia, no entiende la corrida de toros, un juego en el que la presencia de la muerte fertiliza la vida.

3. A la ciudad se acerca un mundo nuevo. Su eje es la vida anestesiada. Por la medicina, que tapa el dolor y aleja la muerte. Por el Estado de bienestar, que ampara a todos. Por la tecnología, que protege del frío y el calor. Por la robótica, que se ocupa del trabajo mecánico. Por la tecnología, que otorga la mágica e indolora ubicuidad virtual. Y por el transporte, que vence al tiempo y al cansancio del viaje.

Son una nueva manera de vivir, confortable y anestesiada. Pero son logros de doble faz. Una de sus caras, el progreso y la justicia, es inobjetable; la otra, la vida cobarde siempre a resguardo sin afrontar jamás el compromiso de salir a la intemperie, es desdeñable.

4. Sobre esta dualidad nace el rechazo de la ciudad deslindada de la naturaleza por la cultura rural, que hunde sus raíces en la tierra. De ahí el estigma padecido por un festejo secular y cultísimo, de origen agrario y convertido  en un sublime arte escénico cuando las pequeñas urbes españolas crearon la lidia en el siglo XVIII, un cruce entre el método ilustrado –redacción de la tauromaquia- y la arcana cultura del campo –atávicos juegos con el toro-.  Es la corrida de toros, una ceremonia que presenta la aparición del arte nacido en el fondo del abismo. Es el diálogo vital y mortal de la armonía y el caos, un juego bravío y profundo, no apto para misántropos urbanitas, escandalizados cuando el arte se sitúa más allá del bien y del mal. Lo que para su asombro, las aficiones de los ocho países taurinos asumen con naturalidad y gozo.           

Y 5. Los estigmatizados aficionados taurinos sabemos pertenecer a una raza antigua y omnívora, la humana, que mata para comer. En España,  2’4 millones de bovinos todos los años. Y nos gustaría que esos dóciles animales combatieran como el toro bravo, con su instinto de lucha suprimiendo su instinto de conservación, con el estrés aplacado y el dolor bloqueado por sus potentes betaendorfinas y metaencefalinas, con su valiente agresividad rica en dopamina. Digno descendiente del uro primordial, el toro bravo ibérico pone como precio a su sacrificio que el hombre se mida con él y se juegue la vida. Y lamentamos que sus pacíficos parientes mueran industrialmente, maniatados en cadena con el estrés desbocado o drogado, pero lo aceptamos porque así lo impone la mastodóntica concentración demográfica humana de las grandes ciudades. Eso sí, nos irrita que se demonice la lidia del toro bravo, la restauración del combate fundacional de la cultura, un rito arcano que exige del hombre crear vida en el mismo borde de la muerte con el único animal que permite convertir un acto venatorio en una obra de arte.

Advertisement

Copyright © 2021 - EntreToros | Prohibida la reproducción y utilización total o parcial, por cualquier medio, sin autorización expresa por escrito.