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LA COMUNICACIÓN – Ha muerto Santi Ortíz, escritor taurino
Mi sentido pésame a Cinta, la mujer de Santi. Pero también me doy el pésame porque Santi era mi amigo. Fuimos compañeros en la revista 6TOROS6 y en aquellos años, además de compañeros nos hicimos amigos.
A Santi nunca le vi torear de luces. Supe que le había apoderado Miguel Báez “Litri”, que interrumpió su carrera porque, supongo, tenía demasiadas cosas en la cabeza, que se hizo profesor de ciencias físicas, y ejerció como tal en la Universidad de Sevilla y después en un Instituto en Sanlucar de Barrameda, y que finalmente José Antonio Campuzano le dio la alternativa en un pueblo de la Huelva donde nació.
Pero sí leí a Santi Ortíz. Y al leerle supe que debió torear muy bien. Tenía una prosa fluida, elegante, que se gustaba y nos gustaba a sus lectores. Pero como la buena literatura, la de Santi nos gustaba no solo por cómo lo decía sino por lo que decía. Escribía desde la misma entraña del toreo, y sus juicios eran irrevocables, pero además los argumentaba con referencias solo posibles en un escritor con un acervo cultural fuera de lo común. Sus libros sobre Juan Belmonte y Manolito Litri son definitivos. Su ensayo sobre la tauromaquia, titulado “El Toreo frente al mundo”, un estudio de obligada referencia. Una delicia su historia de las alternativas concedidas en la Maestranza de Sevilla. Y una indagación imprescindible para entender la evolución del toreo su obra “Lances que cambiaron la Fiesta”. El día que alguien separe lo bueno de lo malo entre la profusa bibliografía taurina, Santi figurará en la primera fila de los escritores del toreo.
De Santi recuerdo su poder de comunicación, entrañable y magnético, en unos coloquios que dio en Santander y en una conferencia espléndida que pronunció en Zacatecas. Disfrutábamos entonces del mundo fascinante del toreo, todavía no sabíamos que la vida es un fiesta que siempre termina mal.