Cáceres, un año más y sigo sin comprenderlo
Un año más y la plaza cacereña de la Era de los Mártires sigue cerrada y estropeada. Cerrada por voluntad municipal: José María Garzón organizó un corridón a plaza llena y lo mandaron a casa. Estropeada por desidia municipal: se abandonaron los tejados de las gradas al deterioro del tiempo y hoy presentan una ruina amenazante. Pero lo más chocante es que dicho coso está catalogado como bien de interés cultural (BIC). Y lo más indignante es que el anterior alcalde, popular, no movió un dedo, y que el regidor actual, socialista y público antitaurino, impelido por la legalidad y cercado por el presidente de la Diputación, socialista y declarado protaurino, ahora mueve ficha a paso de tortuga, no sea que se pudiera dar toros en la ya imposible feria del próximo mayo. Lentitud que lo delata, porque hace tiempo la Diputación otorgó los 330 mil euros que cuesta la obra y porque ahora, con el tiempo vencido, el antitaurino alcalde debe cumplir el trámite lento que convoca y adjudica el preceptivo concurso público de obras.
Pero lo más cabreante es que estas cosas sucedan en la antiquísima tierra vetona, donde hace más de dos mil años había fiestas de toros, nunca interumpidas, de las que derivan algunos festejos populares vigentes –verdaderos monumentos antropológicos- en la provincia de Cáceres. Pero nuestros políticos, no todos afortunadamente, padecen un desconocimiento preocupante de su país y su cultura. Por eso, algunos, de derecha e izquierda, se adhieren al pastiche como promotores horteras. Sin ir más lejos, el susodicho alcalde está empeñado en construir, por aquellos pagos, ¡un templo budista! Quien sabe, tal vez crea que el bellísimo casco antiguo de su ciudad es un parque temático.