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LA COMUNICACIÓN – Canal Toros sabe televisar el toreo
Canal Toros sabe televisar el toreo
Los toreros estaban en contra, supongo que el desigual reparto del dinero andaba por medio, y los algunos aficionados éramos reacios, nos parecía que la óptica de las cámaras falseaba los terrenos del torero y el toro, donde reside la emoción, y que los comentaristas nos forzaban a ver su corrida y no la nuestra.
Pero el tiempo y los avatares de la vida han puesto las cosas en su sitio. La realización comprende mejor el toreo que antes y sus cámaras se han puesto por fin al servicio de la lidia sin que haya, como había, falta de sincronía entre lo que decían los comentaristas y lo que veía el realizador. Ahora éste entiende lo que pasa en el ruedo y los comentaristas se complementan. Bajo la solvencia taurómaca del torero –Emilio Muñoz, Dávila Miura-, el hilo conductor bien gestionado por Germán Estela y las aportaciones de Maxi Pérez y Alfonso Santiago (más interesantes sus puntualizaciones sobre la lidia que los datos asombrosamente memorizados), el telespectador sabe que va a la corrida en buena compañía. Y esto es fundamental, porque estar en los toros mal acompañado es algo que los intolerantes aficionados a los toros no podemos soportar.
Los avatares de la vida también han jugado un papel determinante. Así como el fútbol salvó sus temporadas durante la pandemia a estadio vacío, el toreo, recluido en el gueto marginal que la corriente animalista y el desamparo oficial le han asignado, encontró en Canal Toros, el canal de pago que ha garantizado a los aficionados un seguimiento, antes imposible de las principales ferias de la temporada. Y a un precio muy módico: ver tantas corridas de toros por 20 euros al mes ha hecho accesible la tauromaquia a todos los bolsillos.
La reticencia de algunos toreros a dejarse televisar porque, dicen, que la televisión los quema los “quema”, es un argumento rebatido por la experiencia. Ciertamente quema a los malos toreros, pero a los buenos los promueve. Que se lo pregunten a Emilio de Justo, a Juan Ortega, a Pablo Aguado, a Roca Rey. Y que ni se lo pregunten a Morante de la Puebla, el más televisado y el menos quemado de todos. O a El Juli, que ha revitalizado a escala nacional su imagen de torero renovado tras sus televisadas tardes de Sevilla y Madrid.
Y termino. Gracias a Canal Toros no se interrumpieron totalmente las temporadas bajo la pandemia. ¿Se habrían celebrado las decisivas ferias de Madrid y Sevilla sin el complemento económico de esta televisión de pago? Bueno, se acabó el jabón… que en esta ocasión no es tal, sino la obligación informativa de decir la verdad.