LA COMUNICACION Y LA EMPRESA – Teleempresas, teletoreros, teleafición

Teleempresas, teletoreros, teleafición

La pandemia descubrió que sin tele es muy costoso dar corridas estelares y que las ferias, incluidas las más importantes,  no pueden sumar muchos carteles de figuras sin la tele. 

La pandemia descubrió que el parque de plazas de toros está compuesto por cosos pequeños, difíciles de rentabilizar. Y que la televisión es un imprescindible ingreso añadido.

Las empresas descubrieron en Canal Toros un socio imprescindible.

Canal Toros descubrió que es imprescindible y manda en las negociaciones con las empresas. 

Los toreros descubrieron que la tele quema a los toreros repetitivos, que promueve a los creativos, que paga pero no mucho. Y los toreros se preguntan si gana mucho o poco con su difusión restringida para abonados, y si gana mucho o poco con su difusión digital a distintos países. Y si les paga mucho o poco.

Y los aficionados se cabrean con la tele de pago, no por pagar sino porque muchas veces avisa tarde de que va a televisar una corrida y bastantes veces no se enteran.

Y a los aficionados no les entra en la cabeza que la programación de las corridas televisadas no figuren en las carteleras de la prensa escrita, ni que la comunicación entre Canal Toros y sus suscriptores sea tan precaria. Muchas veces no se enteran de que se va a televisar un festejo.  

Al fútbol de los campos vacíos durante la pandemia, lo salvó la tele en transmisiones abiertas. A las estigmatizadas corridas de toros, le ha echado una mano importante en transmisiones de pago por circuito cerrado.

En el siglo XXI, digan lo que digan críticos y adeptos de las transmisiones taurinas, sin televisión la Fiesta lo tendrá demasiado difícil. Por lo demás, la tauromaquia puede ser un buen mercado televisivo y debería autorregularse por el bien de todos.