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LA COMUNICACIÓN – Profesionales discretos. Periodistas, todavía más discretos

El periodista taurino se asemeja al hombre impasible. Nada le llama la atención, nada le incita a investigar. Y salvo sus críticas de los festejos, no escribe de nada. Por ejemplo, Paco Ureña y la casa Lozano rompieron sus cortísimas relaciones profesionales sin motivos aparentes que lo justificaran. La ruptura se produjo durante la convalecencia del torero, herido en la plaza de …………… . Extraño. ¿Cortó el torero o cortaron sus apoderados? ¿Cómo se explica que unos apoderados de largo prestigio abandonen a un torero triunfador en las plazas más importantes o que un torero abandone, apenas comenzado el trabajo en común, a unos apoderados tan expertos e influyentes? Lo curioso no es el silencio de los afectados sino el de los periodistas.

Vayamos más atrás, al comienzo de esta última temporada. Morante rompe con la casa Matilla. Después de su brillante actuación en la Feria carabanchelera de San Isidro. ¿Por qué? Ni el maestro ni los Matilla lo explicaron. Tampoco periodista alguno –que se sepa- se interesó en saberlo. Pero lo interesante fue que un Morante independiente, dueño de sí mismo, llevó a cabo una temporada revolucionaria, que rompió todos los esquemas de cómo se posiciona una figura del toreo ante el mercado taurino, ante la elección de ganaderías, ante los aficionados. Y triunfó su independencia. Pero, ¿fue por ella que dejó a los Matilla o fueron los Matilla quienes le dejaron a él? No se sabe. Entre otras razones, porque el periodista taurino parece aquejado de un mal rarísimo, inédito en su oficio: no le interesa nada. Es el hombre impasible.      

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