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SEVILLA, Antes de que suene el clarín. Tres toreros sevillanos y una ganadería de Sevilla

Antes de que suene el clarín. Tres toreros sevillanos y una ganadería de Sevilla

Sevilla es un foro central de la Lidi, la definitiva y superior tauromaquia. Joaquín Rodríguez “Costillares” ordenó en tres tercios lo que antes había sido un totum revolutum. José Delgado “Pepe Hillo” adaptó la espada ropera de los maestrantes rondeños al toreo e impuso el estoque de matar, además escribió la primera tauromaquia de a pie. De la Escuela de Sevilla salieron Francisco Montes “Paquiro”, que sistematizó la cuadrilla torera, jerarquizó las suertes, fue el primer legislador del toreo y además escribió una tauromaquia decisiva; y Francisco Arjona “Curro Cúchares”, que desarrolló el toreo de muleta en un tercio solo concebido para ejecutar la suerte suprema. De Triana era Juan Belmonte, que consumó el arte de torear con sus tres preceptivos cánones: parar, templar y mandar. De Gelves, Joselito, que compendió la tauromaquia entera Y de la Alameda, Manuel Jiménez “Chicuelo”, creador del lance al delantal y de la chicuelina y fundador del toreo ligado en redondo. 

En cuanto al toreo, o sea la manera de interpretar la tauromaquia, sus artistas son muchos.Van desde el mencionado “Costillares” hasta Juan Ortega, el último de la lista. Esta es muy extensa y muy variada. Los hay payos, gitanos y cuchichís, nacidos en distintos barrios de Sevilla, en Triana, en la larga ribera del Betis, en el Aljarafe o en la Sierra. Y repito, como han sido muchos durante los dos siglos y medio de la lidia, se les ha visto torear por distintos palos. Mas por lo general les ha distinguido una interpretación de las suertes no conforme con lo bien hecho si no está maravillosa, infablemente bien dicho. 

Este domingo de Resurrección no es taurinamente como los demás. Es el día del nuevo  renacimiento del toreo sevillano. En la Maestranza torean tres artistas, si el de la Puebla se recupera de su lesión en La Línea- Los tres de alto calibre: un veterano, Morante, y dos jóvenes, Ortega y Aguado, que no se parecen absolutamente en nada. Morante, aunque sea de la Puebla, es el más sevillano y el más largo. Juan Ortega, aunque sea de Triana y toree profundo, tiene el temple de los toreros del Aljarafe, y Pablo Aguado, aunque sea muy sevillano, su arte es el más universal. 

Soy poco dado a los datos, pero creo que desde hace mucho tiempo no toreaban en un mismo cartel (ojo, en la plaza que más les puede dar o quitar) tres toreros paisanos de un arte tan relevante. Y por si fuera poco, torearán toros de la tierra, toros propicios para hacer el buen toreo. Deseo con toda sinceridad que le embistan los toros al hijo de mi amigo Juan Pedro Domecq Solis como en esta ocasión lo desea la afición entera. Vivimos tiempos raros para la tauromaquia, floreciente de toreros buenos y de toros bravos, pero cercada, silenciada y acosada. 

Por una y mil razones, la corrida sevillana del domingo de Resurrección ha puesto la expectación sobre la fiesta al rojo vivo.

José Carlos Arévalo      

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