Asombro, Desvarío, Impudicia
Hace unos años, un bello pueblo alicantino, Villena, reconstruyó su vieja plaza de toros. Y el antiguo cascarón, donde cabián 7 mil espectadores, se convirtió en un hermoso coso cubierto. Asistí a la inauguración. Una corrida por todo lo alto organizada por la casa Lozano. Pero, decepción, no había corrales y los toros salían directamente del cajón. Y peor aún, los 7 mil asientos habían descendido a 3 mil quinientos, cuya venta, aunque fuera de lleno, no daba para sufragar una corrida de toros. No tengo noticia de que se diera una más. Parece ser que no hubo mala intención, pero ni el Ayuntamiento ni el constructor tenían ni idea, ni buscaron quién los aconsejara. Asombroso.
Ahora, en Cáceres sí saben de qué va el tema. Pero sucede que el alcalde socialista es antitaurino y ha dilatado la restauración del coso todo lo que ha podido. Más no puede, porque el presidente de la Diputación, también socialista, es taurino y aporta el presupuesto necesario para la obra. Y esta se va a hacer… restringiendo el número de plazas. Los populares han puesto el grito en el cielo, porque en la anterior remodelación ya se redujo el aforo. Desvarío.
Más leña al fuego. Porque ayer, Mundotoro dio la noticia, bien documentada, de que la plaza de Bibio, en Gijón, no está en ruinas según asevera una reciente inspección que deja a la alcaldesa socialista de la ciudad, antitaurina totalitaria represora de sus paisanos aficionados, con el culo al aire. Impúdico.
Los antitaurinos son tan fanáticos como ineptos.