El toreo se cita con el futuro en Alba de Tormes
El futuro ya está aquí. Apenas hay que esperarlo: el 24 de abril nos da cita en un pueblo salmantino, Alba de Tormes. Porque en su acogedora placita cubierta harán el paseo dos jóvenes espadas, Alejandro Marcos y Tomás Rufo, para lidiar toros de Garcigrande, la ganadería que ha dado un paso más en la evolución de la bravura.
A los toreros los aficionados les preguntarán si son el futuro por su juventud o porque han asimilado la nueva tauromaquia que impone la evolucionada bravura de los “garcigrandes”, dúctil en sus embestidas de encastada movilidad, exigente de sutiles toques que regalan un toreo ligado de alta precisión, emocionante expresión y trazo inverosimil. Pero que protestan y desconciertan si no se entiende a los toros de Justo Hernández.
El listón exigido por la previsible bravura del ganado es muy alto, también ilusiona la destreza de los toreros, y el pequeño coso de Alba de Tormes ofrece la intimidad propia de un cónclave solo apto para buenos aficionados.
A veces, los carteles tienen “química”, o plantean una competencia entre toreros, o son una aviesa encerrona, o son un examen sumarísimo a la bravura avanzada y al toreo del futuro. Esta última trama es la que propone Alba de Tornes en su corrida del día 24 de abril. Allí estaremos.