EntreToros
ARÉVALO – los tres a hombros en una tarde para hacer afición
por Santos García Catalán
El Fandi, Cayetano y Ginés Marín ofrecieron una gran tarde de toros ante un notable encierro de Núñez del Cuvillo
Con media plaza, en tarde calurosa, se lidiaron seis ejemplares de Núñez del Cuvillo, variados de capa, nobles y manejables, que ofrecieron una excelente tarde de toros. Segundo y quinto, este premiado con la vuelta al ruedo, fueron dos ejemplares de vacas.
Cayetano
Cayetano sorteó el mejor lote con diferencia; dos ejemplares de vacas: su primero, “Tobillito”, fue un toro nobilísimo, con mucha transmisión y repetidor, al que el nieto de Antonio Ordóñez lo exprimió por ambos pitones, aunque le faltó ceñimiento. Estuvo con mucha torería y naturalidad, llegando con fuerza al tendido que pidió la segunda oreja ante la negativa del palco. El animal fue aplaudido en el arrastre.
Con el que hizo quinto, “Tristón” (pero alegre en sus embestidas), un toro colorado, bravísimo y encastado, el hijo de Paquirri lo toreó a placer cuando se confió de pleno. Tandas largas, algunas majestuosas, por ambos pitones, mejor por el pitón derecho, ante un toro incansable en sus generosas embestidas. Hubo un conato de petición de indulto desoído por el palco.
Cayetano paseó las dos orejas tras pasaportar de una gran y eficaz estocada al buen ejemplar de Cuvillo. Las mulillas dieron una vuelta al ruedo en su honor tras asomar el pañuelo azul en la presidencia.
El Fandi
Una oreja cortó el granadino al que abrió plaza, un toro castaño oscuro y albardado que no tuvo recorrido. Fandila lo toreó sin apreturas. Antes hizo una auténtica exhibición con los rehiletes, brillando en un par al violín. Mató arriba.
Con el que hizo cuarto, un precioso burraco que echaba la cara arriba y embestía descompuesto, El Fandi estuvo aseado con la franela y eficaz con la tizona. Volvió a ser muy aplaudido en banderillas. Paseó otra oreja.
Ginés Marín
La elegancia del gaditano-extremeño con el capote en su primero, un buen toro jabonero sucio y precioso de lámina, fue sublime y variada: primero por delantales y luego por chicuelinas. Con la muleta en la zurda brilló, y su solvencia quedó patente, siendo muy aplaudido tras estoquear con eficacia al precioso Cuvillo del que paseó un apéndice.
Al que cerraba plaza, un toro negro con presencia, pero sin empuje, le instrumentó una faena llena de pureza y torería rematada con una buena estocada. Lo que le permitió pasear otra oreja.
En definitiva, tarde muy entretenida en el arranque de la feria arevalense que cuenta con nueva empresa. Una mercantil, comandada por Chencho Gómez, con el asesoramiento del abogado vallisoletano José Antonio del Val, que ha iniciado con buen pie su primer año de gestión.