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EL TOREO – Solo el toreo arregla el toreo
Por José Carlos Arevalo.
Las cosas claras, el Bilbao taurino estaba moribundo. La plaza semivacía en Las Corridas Generales, un presidente en el palco que ha inventado el toreo, los medios informativos prestando menos atención que a un partido de tercera regional, los antitaurinos cantando victoria y todos aduciendo que si el toro de hoy no emociona, que si los toreros son previsibles. En fin, un problema real y muchas explicaciones superficiales.
Hasta que llegó un torero y no dijo a todos: el toreo, la corrida de toros, no es un espectáculo, ni un drama de página de sucesos, ni una obra de arte, ni un momento estelar de la vida. El toreo es una cita de miles de locos con tres tíos más locos todavía. El toreo no es un drama pero a la tragedia se le dan las mejores cartas para que lo sea. El toreo no es una obra de arte sino arte y vida al mismo tiempo. Y todo eso fue lo que sucedió en la plaza de Vista Alegre. Y por eso, el día 25 de agosto, Bilbao, que se estaba muriendo para la Fiesta, se convirtió en la capital taurina del mundo gracias a Roca Rey, la primera figura del siglo XXI.
¿Quién, cómo, de qué manera se arregla el toreo, es decir, la Fiesta, la tauromaquia, el sector taurino, las peñas taurinas, la gestión de las plazas, la información en los medios, la “imagen” de las corridas en una sociedad española que parece vivir en Finlandia? Después del 25 de agosto la respuesta es clara: el toreo. Porque, ¿quién puede decirnos “pobrecitos toros”, qué animalista se puede atrever a decir “torero asesino”, qué artista comprometido puede ignorar el compromiso del torero con su obra, qué arte escénico entra en la cuarta dimensión, el “agujero negro” iluminado por el toreo hasta convertirlo en “agujero blanco”, qué otra ceremonia lúdica es capaz de mostrarnos la victoria del arte sobre la muerte viva y provocar la catarsis liberadora, salvadora?
El torero creó la lidia, el torero la mantiene y el torero la salvará. El 25 de agosto, gracias a Roca Rey marca un antes y un después para la Fiesta. Pero si somos justos hemos de reconocer que cuando la pandemia del coronavirus amenazó con cerrar todas las plazas, el señor Morante de la Puebla dijo, “yo mantendré viva la llama de la Fiesta”. Y toreó en las plazas chicas y en las grandes, con las figuras, con los modestos y con toda clase de encastes. Por cierto, el domingo torea los “miuras” en Linares cuando se cumplen 75 años de la muerte de Manolete.
¿Les digo el cartel que ganaría la batalla contra el alud antitaurino en todos los países taurinos? Soñar es gratis, pero el triunfo lo fabrican los sueños. Y este es el sueño de todo aficionado: 6 toros en concurso de ganaderías, para José Tomás, Morante de la Puebla y Roca Rey. Por supuesto, la corrida televisada.
Perdonen ustedes, mañana pondré los pies en el suelo. Pero la culpa no es mía. La tiene Roca Rey.