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FERIA DE SAN ISIDRO – La tarde del terror

Fotos Plaza 1/ ALFREDO ARÉVALO

La tarde del terror

Serenémonos porque todo ha terminado. No bien, pues un torero, el toricantano Rafael González, terminó el día en el hospital con una cornada grave. Y no le acompañó el francés Juan Leal porque Dios no quiso. Méritos hizo, porque se la jugó una y mil veces con su primer toro, del que cortó una merecida oreja. Y otras mil veces pidió la cornada al sexto, no entendí bien por qué, pues el toro no tenía un pase. Y su toreo valerosísimo y encimista carecía de sentido, al contrario que cuando lo derrochó en su primero. El valor, en tauromaquia, es un medio, no un fin. Así lo entendió el publico, que lo premió porque pisándole su terreno lo asustó, lo pudo y lo toreó. Convirtió a un encastadisimo y correoso cinqueño en una malva obediente. El valor, abismal, rayano en la locura, fue sin embargo lúcido, estuvo al servicio del toreo, de un toreo poderoso, patético y gallardo. Y como se tiró verdaderamente al volapié, porque en verdad el torero voló tras el estoque y mató al toro sin contemplaciones, le cortó una oreja justa, de peso.

Pero si vivimos una tarde de auténtico terror no fue por culpa de los toros, impresionantes de arboladura, fuerza y trapío, sino porque los torero vinieron a triunfar o morir. Me gustó Rafael Gonzalez, que nos descubrió el toro con una verdad a la intemperie, sin la menor triquiñuela, toreando con limpieza y buen corte. Pero así como nos emocionaba lo que veíamos en el ruedo, nos encabronaban los consejos de su apoderado desde el callejón, que se oían hasta en la andanada, así como nos indignó su pasividad cuando cogido gravemente su pupilo no le aconsejó que se dejara llevar a la enfermería, como por fin sucedió. ¿Por qué le cogió el toro a Rafael González? No hay cosa más cargante en el toreo que el mimetismo. Todas las faenas de muchos, demasiados toreros, además de inútilmente largas, terminan por bernadinas cambiadas. Es como la confesión de una impotencia, la necesidad de remontar un trasteo insuficiente para merecer premio. La faena del toricantano decayó en su tramo final porque las embestidas del toro habían decaído, pero si sabe torear como demostró hay otros recursos más toreros para que el trasteo levante vuelo. Por supuesto, Leal también remató por bernadinas y también resultó cogido, afortunadamente sin consecuencias.

El terror amainó cuando toreaba Joaquín Galdós, que sabe torear pero no le valió de nada, tuvo mala suerte: le correspondió un lote para machetearlo y pasaportarlo, algo difícil de cumplir en el caso de un torero en busca de su sitió en a Fiesta.

¿Y qué decir de los toros? Pues que los tres primeros embistieron y no los tres últimos, tres prendas que no se las deseo ni a Putin. O sí, a Putin sí. Pero a tres jóvenes en busca de su destino… no, decididamente no. Taurinamente hablando, una confesión: detesto el cinqueño. Aunque tres de Fuente Ymbro embistieron, embestían más por su fuerza que por su bravura.Toreros, ganaderos, veterinarios y algunos aficionados saben que el cinqueño tiene menos motivación para embestir. Lo que hicieron los tres malunos fue sembrar el terror por culpa de tres jóvenes toreros que quieren ser gente.  

José Carlos Arévalo

PARTE MÉDICO RAFAEL GONZÁLEZ

Herida por asta de toro en cara anterior 1/3 proximal de muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de 20 cm., que rodea músculo sartorio, desgarra músculo recto anterior, y alcanza espina iliaca anterosuperior izquierda. Contusión de clavícula izda. pendiente de estudio radiológico. Es intervenido bajo anestesia general y trasladado al Hospital Fraternidad Muprespa – Habana. Pronóstico: Grave. Fdo. Dr. García Leirado.

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