La intrigante apuesta de Carlos Zúñiga
Zaragoza recupera su Feria de San Jorge. Ovación. Los carteles son empresarialmente arriesgados. Silencio expectante. Para el aficionado informado tienen interés. El sábado 23 de abril, el juego de los toros de López-Gibaja es una incógnita. Pero Curro Díaz, gran torero, y López Simón y Juan Leal, dos perros de presa, garantizan un buen espectáculo. No creo que lo sepa la gente, el llamado gran público, el que termina de llenar las plazas, hoy incomunicado con la Fiesta en estos tiempos de apabullante apagón informativo.
Al día siguiente, con Toros de Castillejo de Huebra, cuyo interés se centra en su origen murubeño y en el escaso e inmerecido olvido que padece este encaste por parte de las figuras, se ve reforzado por la presencia de David Galván, fino torero gaditano, Álvaro Lorenzo, último representante del temple toledano, y Jorge Isiegas, el maño que el domingo pasado alborotó el coso de Ricla. Pero supongo que este cartel tampoco lo sabe interpretar la gente, esa que solo va a los toros cuando torean los pocos diestros que les suenan.
Lo dicho, el apagón informativo, la afición desmotivada, demasiados cambios empresariales, demasiado cortos los ciclos de gestión en La Misericordia, la inercia del toro grande y el dinero chico: la respuesta debiera ser un bombazo en toda regla. ¿Irán los maños a la Feria de San Jorge? Ojalá que sí.