La TV (Movistar+) coempresa del toreo
Cuando la pandemia recluyó la vida y encerró a las personas, el fútbol subsistió porque su gran negocio eran los derechos de imagen producidos por las transmisiones de partidos. Los estadios estaban vacíos pero la caja seguía boyante. Los toros también recibieron su apoyo (sin ir más lejos, las ultimas feria de San Miguel y de Otoño, en Sevilla y en Madrid, no se habrían podido celebrar sin el aporte económico recibido por las transmisiones televisadas).
Pero la vinculación de la televisión a la Fiesta no se limita a excepcionales períodos de crisis. El obsoleto parque de plazas de toros (viejo, incómodo, de pequeños aforos) necesita compartir el negocio con la TV para que este sea, en el mejor de los casos rentable, y en el habitual, posible.
Estamos en pleno siglo XXI, los costes de producción son altos, los impuestos también, y los recursos que producen las pequeñas plazas, muy limitados aunque las entradas sean tan caras.
Se quejarán los toreros de que la televisión los quema, los taurinos lamentarán que los aficionados cambien la casa por la plaza y los puretas preferiremos seguir viviendo las corridas en directo. Pero la verdad es que actualmente, sin la presencia de las cámaras de televisión en las principales ferias, tendríamos un futuro complicado para la Fiesta.