El Torero
NOVILLEROS – Sergio Rodríguez, novillero de nuestro tiempo
Cambia el toreo, cambia el toro, también cambia el gusto de cada época. La verdad es que no se sabe quién de los tres cambia antes, ni cuál es el que arrastra a los otros dos. El caso es que la historia el toreo presenta momentos de transiciones decisivas. Belmonte y la embestida del toro en tres tiempos –cite, embroque y remate-, imposición del peto de picar y sublimación del toreo a la verónica –Curro Puya, Victoriano de la Serna, Fernando Domínguez-, las tres grandes transiciones del toreo de muleta -Chicuelo, Manolete, Ojeda-y la evolución del del genio a la bravura.
En los últimos 25 años, los cambios en el toro y en el toreo han sido muy notables aunque apenas hayan sido reseñados y estudiados. El último consiste en una entrega mucho mayor del toro a la embestida y en una superior fijeza, brava prestación que ha recibido la respuesta de un toreo con más, mejor trazo y superior belleza. Inmediata consecuencia: el encumbramiento vertiginoso de nuevos valores o de postergados (injustamente) toreros, la frialdad ante las aportaciones que tan solo tres temporadas atrás fascinaban al público. Y de inmediato: el afán de la mayor parte de los novilleros por seguir ese camino. En la pasada, breve y brillante feria de Valdemorillo, de seis novilleros cinco apostaron por ese palo. Sobresalió uno, Sergio Rodríguez.
No voy a dar una opinión porque no la tengo (solo le he visto dos veces), pero si les voy a mostrar un par de fotos. Dicen más de lo que yo pudiera decir.