Valdemorillo, 1ª de Feria. Faenas de campo

Por José Carlos Arévalo

En el campo, cuando se torea a puerta cerrada, no se hacen faenas, no se estructuran, no hay principio, nudo y desenlace, no tienen el argumento que impone la bravura específica de cada toro. En el campo se ensayan suertes, se estudia el acople de cada serie, una fracción de faena se consuma y prosigue otra fracción de faena sin hilo conductor que las una. No hay faena sino retazos deshilvanados de faena. Y los trasteos duran mucho. Pero no importa, en el campo los toreros van a probarse. En la plaza pesa tanto amontonamiento de series, tanto acople y desacople, tanto trasteo interminable.

A la gente, a la santa afición, tampoco le importa. Eso sí, apenas se oye un ole. Lógico, el ole nunca miente. Pero como la gente es buena, al final de cada serie, aplaude. Dicho esto, y para ser justos, diré que Perera estuvo bien. Logró series de muletazos de perfecto trazo, con mando y temple. A su segundo, un toro con mucha movilidad y poca bravura –nunca metió la cara de verdad-, le impuso la única faena de la tarde y le cortó las dos orejas. Al toro le dieron la vuelta al ruedo. No sé por qué. Y Perera le aplaudió en el arrastre. Tampoco sé por qué.

A Cayetano le anoté una muy buena serie de redondos. Y nada más. Casi nunca toreó a favor del toro, sino al servicio de lo que a él se le ocurría, por lo que esa falta de entendimiento se tradujo en nada. A Ginés Marín le ví fuerte en destreza y parco en inspiración. Al sexto le impuso buenos naturales, la mejor de la tarde. Y punto.

La corrida de Montalvo fue brava y tuvo clase. Dos virtudes contra las que conspiró la falta de fuerza. Eran toros febles y débiles de remos. Quizá se deba a que hace un mes la finca donde paran los toros de saca sufrió una inundación. Pero esa fundamental carencia hizo que la tarde estuviera ayuna de emoción. Y el toreo sin emoción es un latazo. Una pena, el público, que llenó La Candelaria, estaba hambriento de toros. Mañana será otro día. Ojalá. 

Ficha  de la Corrida

Plaza de Toros de La Candelaria. 1ª corrida de la Feria de San Blas. Valdemorillo

Seis toros de Montalvo, justos de presentación, bravos y con clase, que no sirvieron al toreo por falta de fuerza.

Miguel Ángel Perera, oreja y dos orejas.

Cayetano, silencio y ovación.

Ginés Marín, silencio y silencio.

Curro Javier destacó en la brega y con las banderillas.

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