El Toreo
EL TOREO – El toreo vuelve a Toledo
Mi memoria es corta y poco erudita. Habrá quienes puedan trazar la historia de los toreros toledanos. Yo solo soy un aficionado que al calor de los nuevos valores toreros nacidos en tierras toledanas, de repente recuerda. Lo que no vi. Por ejemplo, el nacimiento de la casa Dominguín. El impacto vertiginoso del viejo Dominguín, su temprana alternativa a manos de Joselito, su efímera carrera, su potente renacer como taurino: el lanzamiento de Domingo Ortega, la consolidación de Cagancho, el repunte definitivo de Armillita, su control de la plaza El Toreo de la Condesa y su involuntaria influencia en la independencia taurina de México, prólogo de su Edad de Oro, y su importante legado a la Fiesta, su hijo Luis Miguel.
Recuerdo también a los Morenito de Talavera, la saga entera. Y la llegada de Pablo Lozano, autor de muletazos hondos, muleta tersa y trazo cadencioso, torero de un temple excepcional, como excepcional aunque distinto era el temple de Domingo Ortega. Como austero, desnudo de retórica era el temple de Gregorio Sánchez. Y como asombroso es hoy el temple de los nuevos toreros toledanos, Tomás Rufo, Álvaro Lorenzo, Ángel Tellez e, incluso, el del novillero Álvaro Alarcón. Del mismo modo que en las dos últimas décadas surgió con intensa fuerza el toreo extremeño, ahora resurge el toreo toledano. Muy cerca de este fenómeno ha estado y está la toledana casa Lozano, de enorme influencia en la Fiesta desde sus inicios hasta su culminación en la plaza de Las Ventas. Una dinastía, la de los Lozano, que se renueva y prolonga con los hijos de Pablo, jóvenes empresarios y apoderados.
Es una lástima que la imagen de la Fiesta haya decaído no por culpa de los hechos sino por la marginación mediática que oculta su potente realidad y la misantropía de gran parte de la crítica. Consolidados el toreo madrileño en las figuras de José Tomás y El Juli, y el extremeño con una larga primera fila, resucitado el toreo sevillano a la sombra de Morante y con los salmantinos Alejandro Marcos y el becerrista Marcos llamando a la puerta, ahora resulta que el toreo toledano resurge en este año de post pandemia.
¿Tan mal está la Fiesta? Que se vayan al carajo los tristes.
Don Carlos.