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FERIA DE SEVILLA – Daniel Luque abre la Puerta del Príncipe
Daniel Luque abre la Puerta del Príncipe
La sorpresa no fue que Daniel Luque saliera a hombros por la Puerta del Príncipe. Quienes le hemos visto torear las últimas temporadas en España y en Francia sabíamos que tan difícil paso lo tenía en las manos. La sorpresa fue que un torero de arte triunfara como un torero lidiador. Sí, ya sé que la maestría no está reñida con la inspiración. También sé que los toreros estilistas no suelen ser toreros de valor. Y la experiencia afirma que los grandes artistas del toreo triunfan con los grandes toros.
Pero hoy, en la Maestranza de Sevilla, Daniel Luque ha convertido todas estas certezas en tópicos. Porque ha toreado con verdad, suprema maestría y un valor espeluznante a dos toros a contraestilo de todos los toreros. Eran dos marrajos peligrosos, listos, correosos, el primero más feo que un nublado y sin embargo aplaudido de salida, y el otro menos feo pero feísimo de comportamiento y sin embargo aplaudido en el arrastre. Ambos pedían faenas de aliño que nadie habría reproche. ¿Por qué Luque los metió en su muleta, los enceló, se arrebujó con ellos, consiguió que le obedecieran y que por momentos, solo por momentos, parecieran bravos? ¿Es que acaso hay una bravura malencarada, peligrosa, resabiada, adicta al torero pero a los engaños que se pueda torear? Les confesaré que vi al de Gerena torear con mando, verdad y sentimiento embestidas infernales, con rugido de derrote; que sentí la emoción de ver torear a un torero de arte como lidiador de poderío insuperable; que experimenté la emoción catárquica, liberadora de ver matar fieras que olían a cloroformo con la contundencia del joven héroe que no perdona a los malos. Ahora bien, si un aficionado me preguntara, con todo derecho, cómo Luque consiguió hacer el toreo con tan letales, ásperos, ingobernables mimbres, le sería sincero: no tengo ni idea. Ni nadie la tuvo en la Maestranza. Por eso salió por la Puerta del Príncipe.
Ahora nos toca esperar al 3 de mayo, para ver su otra versión con los de Juan Pedro Domecq.
Pie de página: 1º Miguel Ángel Perera cortó una merecida oreja e hizo un toreo bueno de trazo, poderoso de aguante y un poco previsible. 2º El Fandi lidió bien, banderilleó bien y toreó sin alma con la muleta. 3º Las cuadrillas, a pie y a caballo, estuvieron muy bien. 4º Los toros de El Parralejo, desconcertantes, emocionantes, peligrosos, un punto antipáticos. Embestían, pero embestían mal. Y si embestían es que eran bravos, de una bravura aviesa y sin clase. No me gustaron. Y 5º Una pregunta a la empresa Pagés ¿qué prefiere ver el sol vacío a precios astronómicos y el sol lleno a precios decentes?