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La Lidia

LA LIDIA A EXAMEN – La puya: lo que nadie ve

Foto Plaza 1/Las Ventas

La puya: lo que nadie ve

El ganadero Arauz de Robles no tuvo suerte con su corrida del 17 de mayo. Dos buenas faenas, la de Joselito Adame al cuarto toro y la de Ángel Tellez al sexto, no fueron premiadas, lo que invisiviliza el gran juego de los dos toros, el del toro de Adame muy agresivo, y el de Tellez, muy templado. Pero esto son cosas del toreo que todos los profesionales asumen. No así lo sucedido con el quinto de la tarde, un toro muy bravo de salida que, tras recibir el primer puyazo, cambió tanto de comportamientoque parecía otro toro. No solo perdió su ímpetu de bravo sino que huyó como un manso. ¿Cómo era posible tan inmediata metamorfosis? 

Tras su muerte, la disección llevada a cabo en el desolladero demostró que la puya había profundizado 15 centímetros en el pulmón. Su incapacidadpulmonar lo había disuadido definitivamente.

Dado que son muchos los casos en que se repiten esta y otras anomalías, nocivas para la lidia, pues destruyen el comportamiento de toros rigurosamente seleccionados y escrupulosamente criados, conviene que las autoridades de la corrida se planteen, de una vez por todas, prescindir de la actual puya.

La puya es el útil del toreo que más ha evolucionado. Es lógico, lo ha hecho a la vez que evolucionaba el toro. De la puya de limoncillo coronada por una pequeña pirámide, prevista para picar a caballo en movimiento a toros de insuficiente bravura a las enormes puyas que compensaban la brevedad e inoperancia de la suerte practicada a caballo parado y sin peto, se pasó a los topes de arandela y cruceta para picar a toros algo más ofensivos a caballo parado y con peto. Pero la bravura mucho más intensa del toro actual, que se emplea sin límite contra el peto enorme de un caballo mucho más pesado, convierte el puyazo en una suerte casi letal para el toro y en una proporción enorme de casos, en la suerte que deteriora, y a veces anula, el bravo comportamiento de muchos toros. El caso de “Chirivito”, nº 14, negro, de 515 kilos, lidiado en quinto lugar por Pepe Moral, es paradigmático. Cuando la puya perforó el pulmón del bravo animal privó al ganadero de ver confirmada su apuesta cuando enlotó la vaca con el semental que engendraron a “Chirivito”, y negó a Pepe Moral el previsible éxito que le habría deparado.

Próximamente publicaremos el juicio sumarísimo a que hemos sometido a la actual puya de picar.  

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