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La Lidia

TAUROMAQUIA POPULAR – Noviembre, mes del toro júbilo (2)

Por Enrique Rubio

Con el indulto del toro se llega a la celebración jubilar. Autentica esencia de una fiesta cuyo nombre no nos habla de la júbilo o alegría como pudiera parecer, sino de jubileo o indulgencia.

Una celebración que desde tiempo inmemorial y  hasta al menos 1772 se celebraba regularmente también el 30 de mayo e incluso en otras fechas si asi lo requerían las circunstancias.

Y el respeto. Ese respeto inherente de las gentes del campo con los seres con quienes comparte su día a día en las labores cotidianas. Aquellos que han servido para fraguar una forma de vida es algo constatado en múltiples  ocasiones.

Eran animales de las ganaderías de la zona, razas eminentemente de trabajo las que aportaban el cornúpeta protagonista. Tal como reza en la solicitud de ganado que se hace al cercano pueblo de Yelo  y de la cual se obtiene esta respuesta:

“Dada cuenta a varios vecinos de la localidad que tienen reses vacunas para los fines que interesa en su comunicación de fecha de ayer, se ha acordado acceder a los deseos de ese Ayuntamiento, debiendo de advertir que además de abonar si alguna res se inutilizase, se ha de procurar que no sean maltratadas antes y durante la lidia.”

Dios guarde a vuesa merced

Yelo 26 de agosto de 1898.

Este y otros valiosos documentos que sirvieron además para validar la declaración de festejo con la categoría de Espectáculo taurino tradicional por parte de la administración regional.

Cómo el de D. Felisa Sobrino Bartolomé nacida el 20 de noviembre de 1898  qué en el año 2000 declara:

“Con mis facultades mentales en perfecto estado y cómo única centenario de la Villa de Medinaceli tengo el gusto de decir por medio de este escrito qué el toro jubilo de Medinaceli se viene realizando desde que tengo conocimiento y que hasta este año incluso, sin faltar ninguno solo lo he visto.

Algunos años teníamos que escondernos en el corral de algún vecino porque teníamos prohibido hacerlo y cambiamos la hora para que los guardias no se encontrarán y además poníamos algún vecino de vigilancia en el Arco y cuando veía que la guardia civil se iba daba el aviso y comenzábamos la fiesta”.

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