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ACTUALIDAD – VALDEMORILLO
Diego Urdiales y Juan Ortega en Valdemorillo
¿un mano a mano solo para aficionados?
Por José Carlos Arévalo
La espléndida red de carreteras de la Comunidad de Madrid ha cambiado la programación taurina de las plazas, antaño rurales y hoy urbanas, que bordean como astros de la constelación tauro a la capitalina plaza de Las Ventas. Ir a los toros a Valdemorillo dura casi el mismo tiempo que atravesar Madrid de un extremo a otro por una línea de metro.
Plazas cubiertas y cómodas, como la Veldemorillo, incitan a ver torear en el mes de febrero. Por eso, a este pueblo no solo acude la afición local, sino la de otras poblaciones aledañas, todas con una larga tradición taurina, y por supuesto, los aficionados de Madrid. Para llenar la plaza solo hace falta que los carteles sean de auténtica categoría. Este año, el mano a mano entre Diego Urdiales y Juan Ortega no solo pondrá a prueba a las aficiones de la comarca, sino a la afición de la ciudad de Madrid.
Si la plaza de Valdemorillo no coloca el “No Hay Billetes” en la invernal Feria de la Candelaria, la Fiesta tiene un gravísimo problema. Porque más allá del número de corridas toreadas y orejas cortadas por los toreros, esos datos que antes apabullaban a los “villamelones” y que hoy solo conocen ni a los aficionados más conspícuos, el signo diferencial de esta insólita corrida, es el de plantear un reto de dificilísima evaluación: entre los dos diestros que practican el mejor toreo, el más puro, el más cabal de la tauromaquia presente, la apuesta solo puede ser una: no quien corta más trofeos, ni siquiera cuál de los dos sale a hombros, sino quién torea mejor, quién tiene un temple con más cadencia y de mejor trazo, quien es mejor torero. La materia prima con la que deben olvidarse de sí mismos y darse por completo al toreo, es, en principio –con el toro nunca se sabe- la más idónea: los “zalduendos” deslizantes de José Vázquez, la bravura con clase. Cruzo los dedos para que la corrida esté bien rematada y en plena forma.
Personalmente, es el mano a mano que más puede colmar mi afición. Pero no estoy seguro de que piensen lo mismo otros aficionados. Y voy a ser sincero: quienes no opinen exactamente igual que yo, se equivocan. Es más, ni tienen sensibilidad, ni saben lo que es el toreo. De momento, me congratulo de que dos jóvenes empresarios, Víctor Zabala y Carlos Zúñiga, coincidan conmigo. ¿Coba al canto? De eso nada. Estoy pasao de todo.