Contacta con nosotros

La Lidia

LA LIDIA A EXAMEN – La puya innovada, clave central de la lidia (1)

A la izquierda la puya convencional triangular mas lexiva / A la derecha las tres puyas innovadas de Manolo Sales y Julio Fdez / Siendo la de color azul la que dispone de las dimensiones de la actual puya andaluza.

(Reflexiones sobre la conferencia de los toreros de a pie y a caballo, Manuel Sales y Pedro Iturralde, y del veterinario experto en el toro de lidia Julio Fernández, impartida el 27 de marzo en la sala Antonio Bienvenida, de Las Ventas. Madrid)

Conferencia ofrecida en la plaza de toros de las Ventas el pasado 27 de Marzo

Antecedentes que es preciso conocer

  • Siglos XVIII y XIX: Toro agresivo y bravucón, pero no bravo. Caballo domado y sin protección. Puyas inoperantes (puyas de limoncillo y naranja). Suerte de varas a caballo en movimiento. Protagonismo del picador, que porta chaquetilla bordada en oro. Múltiples y breves encuentros a toro levantado. Consecuencia para el toreo: extensión del repertorio capotero. Suerte de varas, desequilibrada a favor del toro.
  • Último tercio del siglo XIX: Toro en evolución hacia la bravura. Caballo terminal entregado a la muerte. Suerte de varas a caballo parado. Puya de cilindro terminado en una pirámide, tamaño grande, Apelativos peyorativos de la afición al caballo. Picador a las órdenes del matador. Inicio de su desprestigio.  Consecuencia para la lidia: comienzos del toreo de muleta. Mortandaz de caballos. Suerte de varas desequilibrada a favor del toro.
  • Siglo XX, antes de la Edad de Oro: toro viejo, de mucho volumen. Puya grande y ofensiva. Algunos toros muertos después del primer tercio. Raya de picar demandada por los picadores. Suerte de varas desequilibrada favor del toro.  

Edad de Oro: puya con arandela. Grandes picadores a la antigua: Agujetas, Zurito, Veneno, etc. Consecuencia: dinamismo en el desarrollo del toreo de muleta. Toro evolucionado, avances de la bravura. Suerte de varas desequilibrada a favor del toro. Mortandaz de caballos.    

Edad de Plata: Imposición del peto. Consecuencia social: Parón de la campaña global contra la tauromaquia. Consecuencia para la bravura: dinamismo de su evolución. Consecuencia para el toreo: perfección del toreo de capa, asentamiento del toreo ligado en redondo con la muleta. Brillantez y protagonismo de los tres tercios. Suerte de varas equilibrada, ni a favor del toro ni a favor de lidiador. El equilibrio entre torero y toro, clave central de la lidia. 

Postguerra civil: Crecimiento del peto. Toro joven y bravo, de poco trapío. El picador, de héroe a malo de la lidia. Desprestigio del primer tercio. Segunda raya de picar, pretensión insuficiente para el equilibrio de la suerte de varas. Preponderancia del tercio de muleta. Suerte desequilibrada a favor del jinete y su montura.

Segunda parte del siglo XX: Crecimiento del toro en edad, volumen y trapío. Crecimiento del caballo –percherones y caballos de tiro-. Puya de cruceta. Muchos picadores de edad avanzada.  Reducción del número de puyazos. Suerte muy desequilibrada a favor del jinete y su montura.

Fin de siglo: Regeneración del caballo de picar: raza española cruzada, alta doma para la suerte de varas, renovación generacional, buenos picadores. Generalización del monopuyazo, y  en las plazas de 1ª ofensivo puyazo y el segundo por lo general simbólico. Desarrollo exponencial de la bravura, puya reducida pero muy ofensiva debido a la entrega del toro. Graves lesiones internas de éste y deterioro de sus prestaciones en la muleta. Consecuencias para el toreo: grandes faenas en el último tercio, pero menos frecuentes. Suerte desequilibrada en contra del toro.

Siglo XXI: suerte de varas en la misma tesitura. Su vigencia se justifica por su función estrictamente necesaria para evaluar y modular el comportamiento del toro en los siguientes tercios de la lidia. Pero su limitación de puyazos impide una verificación más puntual de la bravura y encajona el toreo de capa, limitando los quites y forzando al torero a torear con el percal una vez cambiado el tercio. Desde un plano subliminal, desprestigio del toro y devaluación del riesgo que a continuación asume el torero. Suerte desequilibrada contra el toro.

Tercera década del siglo XXI:  Igual tesitura, faenas interminables y presentación de la puya innovada.

Función de la suerte de varas en el comportamiento del toro

  1. En el primer tercio, el toro atraviesa por tres estados: a) De salida, “toro levantado”, antes de ser toreado; b) “Toro parado”, cuando el torero transforma su acometida en embestida y lo cuadra ante el caballo de picar; y c) “toro atemperado”, tras ser picado y haber hecho su primer y gran gasto energético después de haber peleado con el peto.
  2. El puyazo activa en la piel (corte cutáneo) un proceso neurohormonal (betaendorfinas que neutralizan el dolor provocado con un efecto anestesiante 200 veces superior a la morfina (en el toro bravo) que también estimulan incentivan su carga de cortisol, dopamina y serotonina, andamiaje orgánico de la bravura.
  3. En la suerte de varas el toro revela: a) cuando está bien colocado, ni cerca ni lejos sino dentro y no fuera de suerte, a la distancia marcada por cada toro; b) anuncia en su forma de ir a la suerte el estilo de su tranco; c) en su pelea con el peto, demuestra su fuerza o flaqueza y muestra los diferentes comportamientos que anuncian su embestida en los dos tercios siguientes: si mete la cabeza con los dos pitones bajo el estribo y empuja con los riñones, fijeza y bravura; si empuja con un solo pitón, acomodo a embestir con dicho cuerno; si se deja picar sin empuje y la cara alta, embestidas cortas y sin humillar; si deriva su pelea del pecho a la grupa y viceversa, falta de fijeza y desparrame de la vista en los cites; si se repucha, mansedumbre; si hace ruido en el estribo, sustitución de la embestida por el derrote; si se deja pegar sin empujar, falta de acometividad; si sale suelto por propia iniciativa, bravura limitada y si se encela, gran motivación para embestir. Estos elementales comportamientos se complementan, y se reafirman o desdicen con infinitas variables, siendo el análisis de su bravura más complejo.
  4. A pesar del tamaño no tan grande de la puya actual, su penetración en el cuerpo del toro es muy profunda, debido su empuje de bravo y, sobre todo, al peso del caballo y al tenso peto protector que permiten al picador ahondar impunemente. Cuando los puyazos caen traseros y caídos suelen atravesar la pleura, llegar hasta el pulmón, provocar neumotorax, y los toros se rajan o se paran definitivamente; y cuando interesan partes de su estructura ósea, un dolor no controlable para la acción de las endorfinas envicia sus embestidas a la defensiva, o las destruye. Son muchos los toros que hoy en día se pierden para el toreo por la acción indeseable de la puya actual. Y la lidia, desequilibrada por la reducción a mínimos de la suerte de varas, ha convertido el tercio en burocrático, taurómacamente necesario y artísticamente gris: es un necesario acto de paso. Ha llegado el momento de su reforma, 
  5. El análisis científico sobre la biofisiología del toro de lidia ha destruido los dogmas erróneos: Uno, la sangre del toro no descongestiona, alivia el estrés sin mucha exigencia de su abundancia. La sangría no alcanza en el toro más castigado el 10 por ciento de su caudal sanguíneo y es inoperante para su atemperamiento (no siquiera equivale a la extraída a un humano en una donación), por lo que en la suerte de varas su abundancia es innecesaria. El toro en lidia para el rejoneo sangra mucho más y solo se atempera a abse de galopes.  Dos, la colocación delantera del puyazo no impone la embestida humillada sino que depende de la motivación del toro para embestir por abajo. Pero todos los toros, sea cual sea su condición, mejoran cuando son bien picados, arriba y justo después del morrillo. Y Tres, el toro se atempera en la suerte de varas por su pelea contra el peto. Su gasto energético, ya ha sido medido en “julios” y es enorme. Lo que resulta inmensurable es atemperamiento conseguido de sus embestidas por bajo a los capotes.

Última hora: Durante la Pandemia, tras la prueba con cerca de 100 toros a puerta cerrada, en España, y más de 200 en México a puerta cerrada y en corridas formales, los nuevos útiles de la lidia (divisa, puya, estribo derecho del picador, banderillas de punzón y espada) creados por el veterinario Julio Fernández y el ex matador de toros y artífice de útiles para la lidia, Manuel Sales,  se presentaron la semana pasada en el Club Cocherito de Bilbao y en el Club Taurino de Pamplona.  En Madrid, en la sala Antonio Bienvenida de la Plaza de Las Ventas, únicamente se presentó la puya, el útil más determinante para el comportamiento del toro. Los tres actos anunciaron una estimulante y sustancial mejora de la lidia.

Un “miura” bien picado

Sala Antonio Bienvenida, en la plaza de Las Ventas. Era la mañana del domingo 27 de marzo. En la pantalla que ilustra la disertación de los conferenciantes, un toro de Miuray un picador, Pedro Iturralde. Un toro que embiste de largo, en rectitud. Un picador que lanza la vara con estilo y la coloca arriba, medio palmo más allá del morrillo. Un toro que empuja metiendo la cara bajo el estribo. El picador que sostiene la embestida, se sostiene y sostiene a su caballo. No repiquetea la puya, en sucesivos empujes, sobre la piel del toro, las cuerdas están metidas desde que llegó al peto. Y así, tres veces con tres trayectorias limpias. Y el toro picado pero no cabreado, no a la defensiva, ni perdonado por el castigo, sino estimulado porque los tres puyazos han despertado su bravura. Y por eso, crecido pero atemperado, toma la muleta con entusiasmo. Y por eso, la faena del espada, Esaú Fernandez, es larga, compacta, como las embestidas del toro, largas y fijas, con ritmo uniforme, sin arrepentimiento alguno. Curioso, un “miura” con 600 kilos y más de siete años, noble y con un fondo largo, de larga duración. 

Las prestaciones de la puya innovada

Y salta la pregunta: ¿noble un “miura” pasado de edad? Y el toro responde: fui bravo porque era bravo. Y el observador añade: la puya, del tamaño de la andaluza actual, pero no con su pirámide triangular sino cuadrangular, formato que impide barrenar en abanico y sin tope entre ella y el cilindro, lo que permite una penetración rápida y limpia, que activa en la piel del toro la misma reacción orgánica que la puya vigente, a la par que estimula, pero no incurre, como ella, en ninguna lesión interna, ni violenta la embestida del toro mientras deja que éste se atempere en su lucha contra el peto. Además, ofrece otra prestación clave: impone picar con temple. O sea, que la vara detenga y pique sin violencia, una virtud, la de templar, exigible en el toreo a pie y ahora más factible en la suerte de picar: en ambos casos, el temple mejora al bravo y corrige bravucón. 

La suerte ejecutada por Iturralde al de Miura permite varias observaciones: Una, la puya innovada penetra lo suficiente en el músculo del toro y la suerte se sostiene en el embroque. Dos: aunque la carne del toro cede por el empuje del picador y sobre todo del toro, no alcanza órganos vitales que, heridos, disuadan, o mermen su embestida, o la destruyan, como sucede con la puya actual más veces de lo que se piensa. Y tres: es en la piel del toro, solo en  la piel, donde se activa el mecanismo neurohormonal que desde el cerebro envía el caudal de betaendorfinas necesario para bloquear el dolor en el sitio donde se produjo, al tiempo que la dopamina y el cortisol activan su innata agresividad transformándola en la acometividad ofensiva propia del toro de lidia.

Los resultados de la suerte practicada con esta puya se vieron en varias grabaciones con toros de distintas ganaderías: Partido de Resina, Araúz de Robles, Prieto de la Cal, Vellosino, Torrestrella, La Quinta, Garcigrande, Juan Pedro Domecq, Sánchez-Arjona y Torrealta. En todos los casos, las faenas fueron largas y las embestidas tuvieron el mismo son al comienzo que al final de los trasteos. Los toros de Sanchez-Arjona (11 ejemplares) fueron lidiados por alumnos de las escuelas de la Comunidad de Madrid, recibieron de dos a tres puyazos,  torearon cuatro alumnos cada toro, de capa y muleta, y en estas faenas necesariamente largas, entre los 90 y 120 muletazos, las embestidas mantuvieron de principio a fin el mismo ritmo, la misma dimensión, lo que destruyó la creencia de que el primer tercio roba embestidas a la muleta. 

Durante el coloquio posterior a la conferencia –a la que asistieron pocos aficionados, pero muy relevantes, y casi ningún profesional, en contraste con la cantidad de público que siguió las de Bilbao y Pamplona-, se tuvo la impresión de estar asistiendo a la apertura de un nuevo futuro más alentador para la tauromaquia. Uno de los participantes en el coloquio advirtió: estamos asistiendo al anuncio de un giro copernicano de la Lidia. No le faltaba razón.

José Carlos Arévalo

( La semana próxima entretoros.com iniciará la presentación y análisis de todos los útiles innovados de la lidia. )  

El Picador Pedro Iturralde, Veterinario Julio Fernandez, Juan Montoro Presidente de «El Puyazo» y el maestro Manolo Sales.

Advertisement

Copyright © 2021 - EntreToros | Prohibida la reproducción y utilización total o parcial, por cualquier medio, sin autorización expresa por escrito.