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EntreToros

TOLEDO – Roca Rey

Fotos Alberto Simon

Por el turista accidental

Dos calificativos para describir a una sola persona, Andrés Roca Rey. Torero es el más obvio, porque lo es, y además la gran figura, o una de las grandes figuras, del toreo en este siglo XXI, o más exactamente en el último lustro, y eso no lo discute nadie. Mas que nada, porque cada tarde demuestra porque el torero con más tirón taquillero del momento, y porque lo que hace en el ruedo de muestra una seguridad, poderío y capacidad admirables. Salga lo que salga por chiqueros, sea la plaza que sea, comparta cartel con quien lo comparta. Las figuras máximas son así, lo han sido siempre y lo serán en el futuro, su objetivo es triunfar siempre, y demostrar su superioridad siempre. Y eso que con su lote de alcurrucenes de esta tarde, no era nada fácil; nobles, pero sin mucha raza y a menos, aunque eso a Andrés le dio igual, dio fiesta a los dos, y si no cortó más trofeos fue por su deficiente manejo de la espada en el primero de su lote.
Héroe, porque hasta hace no mucho, ese periodo de tiempo no muy lejano en el que el torero era una especie de divinidad, de héroe admirado por aficionados y público en general. Un tipo que causaba admiración y al que la gente se quedaba mirando cuando se cruzaban con él por la calle o en un patio de cuadrillas. Sin embargo, hoy por hoy ya no es así, por aquello de que el toreo ni los toros como espectáculo no están bien vistos, son un espectáculo antiguo y retrogrado, casi salvaje, y por supuesto sanguinario y cruel. A la progresía y a muchos de nuestros actuales gobernantes no les gusta, y hay que crear tendencia, ya se sabe. Pues no, hoy voy a reivindicar la figura del héroe en la persona de Andrés Roca Rey por su relevancia a lo largo de estos años, y por su actuación de ayer en la corrida del Corpus de Toledo. Lejos de todos esos corses que ahora se intentan imponer a la sociedad, sobre lo que tiene que gustarnos o no, sobre lo que está bien o no, el toreo, o mejor dicho los toreros reivindican la figura del héroe muchas tardes, por no decir casi todas. Roca Rey lo hizo en esta tarde nublada del corpus toledano con una actuación, de héroe, de torero que no necesita demostrar ya nada, y que sin embargo lo hace, y que recibe un volteretón en su primero, y ni se mira. Y que recibe otro, mucho más serio en el quinto, y se levanta magullado, pero ileso, y sigue a lo suyo, como si nada hubiera pasado, con actitud y formas de héroe, de alguien a quien debemos admirar y no llamar asesino. Reivindicando esa figura ya casi olvidada.
Sus compañeros de cartel, El Juli y Tomas Rufo, tuvieron la misma escasa suerte con sus lotes de Alcurrucén que Roca Rey, pues fueron nobles y desrazados igualmente.

El Juli podría haber cortado una oreja a su primero tras una técnica y templada faena pesimamente rematada con la espada. Rufo la cortó en el sexto y pudo cortar otra en el tercero, pero también se fue al limbo por culpa de la espada. La del sexto la obtuvo tras una faena meritoria y entregada a un toro a menos.

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